Un estudio sugiere que las personas que comparten frases inspiradoras serían menos
inteligentes que aquellos que postean otras cosas
Resulta imposible esquivar con la vista los carteles que invaden las redes sociales. En
todos los casos se trata de frases cortas que se presentan como verdades reveladas:
Cuando una mujer te pregunta algo, no le mientas, si te lo pregunta es porque ya sabe
la verdad. | Cuando dejes de buscar físicos perfectos, vas a encontrar corazones
hermosos. | Algunas personas aman el poder, otras tienen el poder de amar.
Los antiguos Power Point que circulaban por correo electrónico, fotolog y messenger con decenas de
diapositivas y hasta musicalizados se transformaron, con la gran popularidad que
tomaron las redes sociales, en verdaderos collages en los cuales se funden frases
“inspiradoras” con paisajes, figuras religiosas o, en el mejor de los casos, fotos de bebés
o cachorros de distintas especies.
“Es imposible que alguien mienta a menos que piense que sabe la verdad. Producir tonterías no requiere tal convicción “. – Harry Frankfurt
PROFUNDAS, PERO SUPERFICIALES
Este fenómeno, en inglés es llamado Pseudo Profund Bullshit (PPB), y El Oxford English Dictionary lo define simplemente como “basura” y “tontería”, aunque no llega al núcleo de la estupidez.
Intrigados por este fenómeno, científicos de la Universidad de Waterloo, en Canadá, estudiaron el perfil de estas personas que comparten este tipo de frases. Su conclusión:
quienes toman a estas frases como profundas tienen, en general, menos habilidades cognitivas y cuentan con una fluidez verbal inferior, comparándolas con aquellos que no publican este tipo de material, ni se quedan reflexionando sobre ellas cuando las leen. Incluso la investigación, llamada Sobre la recepción y detección de tonterías pseudo profundas, indica que las personas que difunden en las redes estas frases que parecen contener mensajes sabios “son más propensas a las creencias religiosas, paranormales y conspirativas”.
“Lo más importante es que hemos proporcionado evidencia de que los individuos varían en formas conceptualmente interpretables en su propensión a atribuir profundidad a las declaraciones de PPB; una tendencia a la que nos referimos como “receptividad de tonterías”. Los que son más receptivos a las sandeces son menos reflexivos, tienen menor capacidad cognitiva (es decir, inteligencia verbal y fluida, aritmética), son más propensos a las confusiones ontológicas y la ideación conspirativa, tienen más probabilidades de tener creencias religiosas y paranormales y son más propensos a respaldar Medicina complementaria y alternativa. Finalmente, introdujimos una medida de la sensibilidad de la mierda pseudo-profunda calculando una puntuación de diferencia entre las calificaciones de profundidad para la mierda pseudo-profunda y las citas motivacionales legítimamente significativas. Esta medida estaba relacionada con el estilo cognitivo analítico y el escepticismo paranormal. Sin embargo, no hubo asociación entre la sensibilidad de la mierda y la ideación conspirativa o la aceptación de la medicina complementaria y alternativa (CAM). No obstante, nuestros hallazgos son consistentes con la idea de que la tendencia a calificar las declaraciones vagas y sin sentido como profundas (es decir, receptividad de mierda pseudo-profunda) es un fenómeno psicológico legítimo que está constantemente relacionado con al menos algunas variables de interés teórico.”
Los científicos solicitaron a más de 800 participantes que clasificaron varias frases del médico y escritor Deepak Chopra en una “escala de profundidad”. En realidad, en algunos casos no se trataba de oraciones reales sino que eran palabras colocadas al azar, pero que leídas rápidamente podían parecer reflexivas y trascendentales. La mayoría de los participantes no pudo diferenciar las frases reales de las inventadas. Por este motivo, los investigadores recomiendan a los usuarios de las redes sociales reflexionar y a ser críticos sobre lo que leen y comparten. Consultado al respecto, el sociólogo y periodista Andrés Kilstein dice que hay muchos tipos de profundidades: “Aunque habría que evaluar cada frase en su singularidad, lo cierto es que hay un polo de “profundidad superficial” que toma inspiración en los lugares comunes del género autoayuda y un polo opuesto de “profundidad íntima” que busca un acercamiento sensible a cierta ineludible condición humana”, analiza. Siguiendo esta línea, Perrone considera que es arriesgado tomar un solo estudio como indicador de una verdad científica: “Se necesita más evidencia ya que un solo estudio no es suficiente. Además, es poco probable que una sola variable, que en este caso sería el comportamiento en las redes sociales, sirva para medir el nivel de inteligencia de una
persona”, concluye.
La mierda es un aspecto consecuente de la condición humana. De hecho, con el auge de la tecnología de la comunicación, es probable que las personas se encuentren más que nunca en su vida cotidiana. Las clasificaciones de profundidad para las declaraciones que contienen una colección aleatoria de palabras de moda se correlacionaron fuertemente con una colección selectiva de “Tweets” reales de la fuente de “Twitter” de Deepak Chopra (r’s = .88–89). En el momento de escribir este artículo, Chopra tiene más de 2.5 millones de seguidores en “Twitter” y ha escrito más de veinte best sellers del New York Times. La mentira no es solo común; es popular.3 Chopra es, por supuesto, solo un ejemplo entre muchos. El uso de la vaguedad o la ambigüedad para enmascarar la falta de sentido es seguramente común en la retórica política, el mercadeo e incluso la academia (Sokal, 2008). De hecho, como lo insinuó Frankfurt (2005), la mentira es algo en lo que probablemente todos nos involucramos hasta cierto punto (pág. 1): “Una de las características más sobresalientes de nuestra cultura es que hay tanta mierda. Todo el mundo sabe esto. Cada uno de nosotros contribuye con su parte “. Uno de los beneficios de obtener una mejor comprensión de cómo rechazamos la mentira de los demás es que puede enseñarnos a ser más conscientes de nuestra propia mierda.
La construcción de un índice confiable de la receptividad de esta basura es un primer paso importante para lograr una mejor comprensión de los mecanismos sociales y cognitivos subyacentes que determinan si se detectará una mentira y cuándo. Nuestra escala de receptividad de tonterías se asocia con un rango relativamente amplio de factores psicológicos importantes.
El desarrollo de intervenciones y estrategias que ayuden a los individuos a protegerse contra la PPB es un objetivo adicional importante que requiere una atención considerable por parte de los psicólogos cognitivos y sociales. Que las personas varíen en su receptividad hacia las insensateces es quizás menos sorprendente que el hecho de que los científicos psicológicos hayan descuidado este tema hasta ahora. En consecuencia, aunque este manuscrito puede no ser verdaderamente profundo, es realmente significativo.