Toma de sonido.
El sonido es el medio más difícil de controlar. Puede rodar cualquier obstáculo de dimensiones menores que su longitud de onda y también puede rebotar y desviarse en todas direcciones cuando encuentra un objeto de dimensiones mayores que su longitud de onda (suelo, techos, paredes.), siendo por ello muy difícil de prever lo que captará un micrófono.
El técnico de sonido es el responsable de de la calidad de la toma de sonido en un rodaje mediante el estudio, y sobre todo la práctica, en la disposición óptima de los micrófonos y el equilibrio en los niveles de entrada de sonido y mezcla del mismo en los dispositivos de toma de sonido. Además también es su función conseguir el carácter y la interpretación del director de la película.
Para el control de la toma de sonido conviene tener en cuenta lo siguiente:
Mantenerse siempre del rango dinámico: esto es, dentro de los márgenes existentes entre la saturación (distorsión) y el nivel mínimo (que vendría dado por el enmascaramiento producido por el ruido ambiente).
Mantener las escalas de nivel: es decir, evitar, para que se pueda cumplir el punto anterior, la corrección de niveles de entrada de sonido sobre la marcha, y si es inevitable hacerlo de la forma más sutil posible.
Mantener estas escalas entre las distintas secuencias: sobre todo las continuas en montaje, intentando buscar un mismo nivel de entrada de sonido para todos lo exteriores y para todos los interiores.
Para la calibración de las mezclas nos podemos ayudar de medidores tipo vúmetro (en sonido analógico) o modulómetro (en digital). Los niveles a lograr en una u otra opción son:
Sonido analógico: entre -6dB y 0dB.
Sonido digital: entre -18dB y -12dB.
Esto es para un nivel de voz o sonido normal. Si por ejemplo el actor está susurrando el nivel en el vúmetro estará por debajo de lo indicado y si grita lo superará levemente.
Pero el control real debe ser por el oído, por la sensación acústica, necesitando para ello el mantenimiento de la escucha de control a través de auriculares a un nivel determinado y constante.
En la toma de sonido se debe buscar el máximo de calidad, que viene dada por la máxima presencia y volumen de la información que cada plano nos permita. La verdadera calidad en el sonido final de una película se obtiene con una buena toma de sonido. Aunque el proceso de posproducción del sonido sea muy bueno, si la toma es mala, poco se puede hacer, pero si la toma tiene calidad la posproducción será sencilla y con buenos resultados.
En posproducción es difícil “quitar” (ruidos, excesivo ambiente, etc.), pero mucho más lo es “poner”, “inventar”, salvo que tuviésemos el material disponible en otra toma no utilizada. Por ello es siempre mejor una tendencia al exceso que el defecto, a capturar más que a que nos falte algo.
También es muy importante para la fase de postproducción la grabación de “wildtracks” o ambientes para cada secuencia en cada localización. Estos se han de grabar en las mismas condiciones exactas que cuando se han rodado los planos, incluyendo a todas las personas presentes, todos los equipos en marcha e iluminación encendida. El wildtrack funciona como “colchón” en la postproducción entre los distintos cortes de montaje a lo largo de cada secuencia.
La teoría de la relación señal – ruido dice que el ruido en una grabación será despreciable cuando su nivel esté 60 dB por debajo de la señal de referencia (p.e. el diálogo de los actores).
Si realizamos un toma (fig. A) con un micrófono a una distancia “d” del objeto o persona que produce el sonido, tendríamos, al ajustar el nivel de entrada correcto y como se ve en el gráfico un nivel de señal “s” acompañado por debajo de un nivel de ruido ambiente “R.A” general del set de rodaje.
Si en la siguiente toma (fig. B) reducimos la distancia al objeto, lógicamente el nivel de este será mayor: “S” (incluso podría llegar a saturar en el nivel de grabación que habíamos seleccionado en la anterior toma), y el ruido global sigue teniendo el mismo nivel.
Si en estas circunstancias atenuamos el nivel de entrada del mezclador o grabador para buscar el valor óptimo de la señal (fig C) de la primera toma, observamos que esta bajada actúa tanto para la señal como para el ruido que la acompaña. Así conseguimos un nivel de señal correcto “s” con una gran merma del ruido ambiente.
Resumiendo, trabajar con los micrófonos lo más próximo a la fuente del sonido que nos permita los encuadres de cada secuencia nos permitirá reducir el sonido ambiente al mínimo nivel. No debe preocuparnos que la perdida de estos ambientes suponga una merma de matices artísticos de la toma, ya que habitualmente es posible, y recomendable, grabar posteriormente ambiente de esa escena para incluirlos en postproducción a nuestra voluntad.
Otro factor importantísimo para la correcta toma de sonido es la búsqueda permanente de la dirección del micrófono hacia el foco de la fuente de sonido (p. e. la boca de los actores), para que la línea virtual de prolongación del micrófono termine exactamente en el foco de ese sonido, evitando adelantarse o retrasarse aunque sea levemente.
Las ondas sonoras agudas so muy direccionales debido a su pequeña longitud de onda, mientras que los grabes son más envolventes. El brillo y la presencia de los sonidos lo determinan precisamente las altas frecuencias por ser donde se encuentran los armónicos de las frecuencias base o fundamentales de las voces. Por esta razón es muy importante dirigir de una forma muy exacta el micrófono al origen mismo del sonido, ya que si no lo hiciéramos obtendríamos un sonido menos inteligible, más mate, mucho menos brillante.
Este seguimiento preciso se debe realizar en todo momento. Si la fuente del sonido se mueve los micrófonos se han de mover con ella atendiendo a las siguientes indicaciones:
La distancia del micrófono al foco del sonido ha de ser constante. Alejar o acercar el micrófono daría como resultado variaciones en la presencia de tal sonido que no resultan naturales.
Se ha de mantener la mayor uniformidad posible en la distancia del micrófono al foco del sonido para todos los planos de una misma secuencia, para mantener la continuidad sonora dentro de la misma.
Por la misma razón no se ha de cambiar de micrófono en todos los planos de una misma secuencia o para planos que requieran continuidad en el montaje, ya que los micrófonos tienen distinto rango de frecuencias de unos a otros y esto afecta al tono de la grabación.
El micrófono solo ha de recoger el sonido de los personajes y objetos que salen en el plano de imagen. Los sonidos de referencia, replicas al actor en planos contra planos, o efectos sonoros se deben grabar a parte para su posterior inclusión en la postproducción.
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Muchas gracias, esta muy completo y fácil de entender!