Masterclass: Composición en las artes visuales
Análisis y estudio de la composición en la pintura, la escultura, la fotografía y el cine
Las Reglas de composición visual
Las leyes de la composición constituyen una unidad orgánica que permite ordenar los elementos conceptuales, visuales y técnicos, necesarios para el acto creador.
El estudio de la estética y la búsqueda de patrones comunes en cuanto a la percepción de la belleza, resulta un ejercicio tan antiguo como la humanidad en sí, siendo las pinturas rupestres las primeras muestras de un lenguaje teórico-cognitivo representado mediante algún tipo de orden.
La percepción de lo bello resulta algo variable, no universal, sino propio de cada sujeto y cultura, más según los diferentes procesos del análisis empírico, nuestros ojos parecen regirse por una serie de normas que han intrigado a los creadores desde tiempos remotos. Estos han tratado de traducir lo que entendemos por armonía en una serie de normas matemáticas que hoy en día suponen los cimientos de la composición.
La regla de los tercios
Se trata de la norma más clásica de composición en las artes visuales, la que primero se aprende, la que primero te enseñan, la más fácil de realizar y la más abundante.
Esta regla se basa en dividir el rectángulo en tres bandas iguales, tanto horizontal como verticalmente. Las líneas determinarán la posición principal de los elementos alargados y los puntos de intersección de estas líneas serán los puntos de interés de la imagen donde deberán situarse los objetos o acciones importantes. Emplear esta norma nos ayudará a conseguir imágenes efectivas si carecemos de conocimiento fotográfico
De esta regla se desprende la conocida “norma del horizonte”, por la cual se desaconseja colocar el horizonte en el centro de la fotografía. Por supuesto hay fotografías maravillosas que desafían esta regla, igual que a la regla de los tercios y a todas las demás.
Por otra parte, en el cine situamos al interprte en los puntos de intersección para dejar “aire” en la dirección en la cual el sujeto está mirando, es decir, debemos dejar un espacio vacío respetando la dirección de la mirada del actor para obtener un plano armonioso, limpio y de fácil acceso para el espectador.
En estos dos fotogramas de Chinatown y Seven podemos ver cómo se cumplen perfectamente las reglas del aire y los tercios
Del mismo modo, podemos romper las reglas para nuestro propio beneficio, siempre y cuando, sepamos cómo y cuando.
La siguiente escena es difícil de deglutir y si mantenemos durante mucho tiempo un plano que no respeta la regla del aire, este resulta incómodo para el espectador.
El fotograma pertenece a la galardonada pelicula El secreto de sus ojos en dicha escena, el muchacho sentado está siendo sometido a un interrogatorio policial por la reciente violación y aterrador asesinato de su novia. Es una escena triste y dura que por mero funcionamiento de guión intenta incomodar, más aún, por la naturaleza engorrosa de un plano largo, lento, sin apena aire y con objetos superpuestos que consiguen despertar en el espectador, síntomas de malestar y perturbación
En estos fotogramas de la película CREED, el aire o espacio vacío no está en la dirección de la mirada como vemos en la imágen de la derecha.
Todo lo contrario, el espacio vacío se mantiene a la espalda de la actriz. Esto es debido a que dicho hueco es dónde está el actor (su novio en la película) al otro lado de la puerta con el que está teniendo una pequeña discusión, al mismo tiempo, la puerta se muestra amarilla y azul dependiendo de su cara, separando las distancias pues son colores complementarios.
El director respeta en esta escena la regla de los tercios pero no la del aire, está rompiendo las reglas en su beneficio, jugando para crear una sensación de separación entre los dos personajes.
En los siguientes cuadros, ocurre totalmente lo contrario, este momento lo encontramos en la bellísima cinta El mismo amor, la misma lluvia también de Juanjose Campanella.
Aquí el director rioplatense nos muestra una escena donde un hombre una mujer los cuales habían sido novios se encuentran por la calles después de muchos años sin verse y deciden tomarse un café para ponerse al día.
Así como en el anterior ejemplo se buscaba dar una sensación de distancia entre los personajes, aquí se busca acentuar la proximidad.
Chico y chica se gustan, chico y chica se van acercado, chico y chica acaban de la siguiente manera:
La regla de los tercios puede dar muy buenos resultados, pero al mismo tiempo puede ser muy básica. Al mismo tiempo goza de demasiado prestigio principalmente entre fotógrafos y creadores principiantes y de nivel intermedio debido a una serie de mitos que han surgido en torno a ella.
Quedarse indiscutiblemente con esta directriz puede resultar muy pobre, simple y erróneo. Ya que hay toda una seria de circunstancias y parámetros con las que también se puede trabajar o combinar junto a los tercios.
El origen, la sección áurea
La norma de los tercios no es más que una simplificación de las proporciones de la sección áurea.
La sección áurea o divina proporción es una regla matemática de disposición milimétrica mediante la cual se ordenan los objetos de una creación para obtener una composición armoniosa. Durante siglos se ha venido aplicado dicha pauta en innumerables invenciones artísticas con excelentes resultados. Estudios como los del dr. Fechner han demostrado que la percepción de la belleza radica en la proporción áurea. Por ende, aquello que matemáticamente más se aproxime a fi, se percibirá como más bello y perfecto. Ésta noción de belleza y perfección es aplicable a estructuras arquitectónicas, pinturas, partituras musicales, fractales y personas
Esta proporción nace a partir del número Fibonacci, una sucesión infinita de números naturales. La sucesión comienza con los números 0 y 1,y a partir de estos, cada término es la suma de los dos anteriores ( 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89 . . . )
Esta proporción se da en muchos casos en la naturaleza, por ejemplo la gran mayoría de los árboles parecen crecer siguiendo la sucesión de Fibonacci, La distancia entre el ombligo y la planta de los pies de una persona, respecto a su altura total, La disposición de los pétalos de las flores, e incluso En las estructuras formales de las sonatas de Wolfgang Amadeus Mozart, en la Quinta Sinfonía de Ludwig van Beethoven, en obras de Franz Schubert y Claude Debussy
Ejemplos de ello son grandes obras como la Mona Lisa, la Venus de Milo o el Partenón entre muchos otros
En esta obra el rectángulo áureo define tanto las dimensiones de la mesa como la disposición a su alrededor de Cristo y sus discípulos, podemos constatar a simple vista que también la siguen las paredes de la estancia y las ventanas del fondo.
Tampoco el retrato de la “Gioconda” está exento de la razón áurea. Diversos estudios muestran cómo el rostro de “Mona Lisa”, tanto en su conjunto como en sus detalles, se enmarca con precisión en una elegante sucesión de varios rectángulos áureos.
Si trasladamos la secuencia numérica a un rectángulo nos encontramos con el siguiente ejemplo para una mejor comprensión:
Si seguimos la división con la sucesión de Fibonacci:
Al unir diferentes vértices con una línea nos aparecerá la famosa Espiral de Oro que se encuentra muy presente en la naturaleza resultando visualmente una proporción “natural”.
Claro que la proporción divina no es algo que se encuadre solo en el arte antiguo, grandes multinacionales, arquitectos y artistas en general de hoy día. Siguen acudiendo a este patrón para realizar su obra.
La simetría dinámica
Algunas personas opinan que los puntos de la regla de los tercios son demasiado regulares y estables visualmente, de modo que no llaman la atención del espectador. La regla de la simetría dinámica se ha desarrollado a raíz de observar que muchas de las imágenes más interesantes no tienen los elementos exactamente sobre los “puntos de interés” de la regla de los tercios, sino ligeramente desplazados.
Esta otra regla se basa en trazar una diagonal y de ahí sacar una línea perpendicular hacia la esquina opuesta del rectángulo. Aplicando esta regla obtenemos 4 puntos muy cercanos a la regla de los tercios pero menos “perfectos”. Se genera más tensión visual y por lo tanto las imágenes que siguen esta regla pueden resultar más atractivas visualmente.
A pesar de que puede dar la sensación de que obtenemos lo mismos patrones que aplicando la regla de los tercios, si hiciéramos una comparación entre rejillas, seria visible la pequeña desviación de marcar que ofrece la simetría dinámica
El arte no solo es rebeldía y libre albedrío, a veces puede ser orden y patrones establecidos, más como suele ocurrir de forma usual, probablemente el éxito vendrá infundado por una correcta combinación de ambos factores.
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Excelente el material, recopilé el Curso completo. Muy agradecido por tu gran aporte.